España sin ilusión, se muere


" ..deberíamos aprender algo del nacionalismo catalán y tener un proyecto ilusionante.".

España sufre una crisis económica profunda que está dejando en la cuneta millones de familias desesperadas, no tanto por las carencias que están sufriendo como por sentir que no hay un futuro para ellos, que su situación no tiene visos de mejorar.
Poco a poco, vamos cayendo en este agujero, los que ayer todavía disfrutaban de una cierta estabilidad pero que con el tiempo esa estabilidad se quiebra y los ahorros van mermando.
Lo más preocupante es la falta de un proyecto ilusionante, algo que nos dé una esperanza de vida, algo que nos mueva hacia el cambio. En estos días se ve en la cara de los españoles desesperación, desilusión y  apatía. ¿Pero qué hacemos los españoles al respecto? Pues nada, esperar que aparezca algo o alguien en el horizonte que sea capaz de darnos esa esperanza que todos necesitamos. Pero si buscamos en el horizonte político de nuestros rajois, rubalcabas y similares ni hay proyecto ilusionante, ni se le espera, Acaso ¿alguien se imagina a Mariano Rajoy ilusionando a algo o alguien? .Pues no.
Pongamos el ejemplo del nacionalismo o independentismo catalán. Su gran éxito en Cataluña, que arrastra a catalanes y a inmigrantes ( que incluso acaban de llegar al país y nada saben de Cataluña), hacia el independentismo se debe en gran medida a ofrecer al individuo un proyecto de cambio y de ilusión. Esto les da alguna esperanza de algo nuevo por venir, de un cambio, y esto amigos, une y moviliza  a la gente  hacia un nuevo proyecto. Deberíamos aprender algo del nacionalismo catalán y tener un proyecto ilusionante.
Somos un gran país, que no sabe dónde va  y eso es lo peor que nos puede pasar como país. La falta de proyecto nacional llevará  a que los extremismos en política, tanto por la derecha como por la izquierda cobren fuerzas y que proyectos como el independentismo broten en la tierra yerma de ilusión.
El gobierno vive día a día, sin  mirar el futuro más allá del viernes, cuando se reúne el Consejo de Ministros para tomar decisiones precipitadas y de última hora. Frente a ese despropósito los ciudadanos reclamamos saber a donde quieren llevarnos los gobernantes y  necesitamos una actuación coherente con el proyecto de país que deberíamos tener ya. Lo más triste de la situación actual es que mi modo de ver,  no hay proyecto, ni Plan A ni Plan B, todo lo más, un pérfido plan para mantenerse en el poder otros cuatro años.

Alfonso Anaya

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